lunes, 9 de junio de 2014

De un soplo de aire, el otro.

Si hablamos de adicciones
tú a la vida
yo a tus piernas
si aun tenemos esa fanfarronería
de mirarnos sin comernos
de comernos la instantánea
Si aun seguimos siendo
tú con aura
lo que yo con mi karma
podríamos estar llegando,
quizá adivinando el punto
exacto y pequeño
de cualquier primavera que,
a nuestro pesar,
nunca fue nuestra y pudo serlo.
Si mis botes de óleo recurrieran
al cobijo de mis pinceles,
que una vez fueron
repatriados de su lienzo
como yo de tu cama
sería probable navegar,
sin apenas llanto
repletos de luz,
- qué bonito ha sido -
en la dulzura de esos besos.



Si de ti se hablara en una novela
de esas con final abierto,
y yo, contínua lectora de tus hojas
repletas de pliegues y apuntes a media tinta
juraría - y óyeme bien - que las noches
(quizá tan sólo la mitad de ellas)
serían más llevaderas imaginando
cada letra escrita con el formato de tu voz.
Si los libros hablaran al lado de mi cama,
no estaría sola
ni echando de menos una figura clara
ni echando de más una de tus pestañas en la almohada.
Si tan sólo hubiésemos sido precavidos
y más listos
habríamos puesto cada vez el marcapáginas
en el primer párrafo de esta historia
 siempre comenzando de nuevo
lo que no queremos que termine nunca.