miércoles, 24 de octubre de 2012

Ellas lo saben mejor

Me hubiera gustado que pudieseis haber visto la vida desde este banco en el que suelo estar sentada.
No es que sea un gran banco, no tiene todas las comodidades del mundo. Algunas mañanas hace demasiado frío, y las noches suelen ser muy solitarias. Pero siempre me sorprendo cada atardecer, cuando, tras un gran día de espera, oteo las tonalidades que va cogiendo el cielo de esos ojos. Cómo es capaz de apagarse ante mi atenta mirada. Cómo degrada cada instante de mis horas, convirtiéndolo en una nueva gama de colores que difícilmente seré capaz de olvidar.
Os digo que este banco es bueno.
Por aquí han pasado muchos destinos. Los vuestros, los de ellos y los míos siempre han estado extrañamente enlazados, como una familia de la que no conocías existencia, y que con cada alma, sabes que sería el perfecto hermano, prima, abuelo o madre.
Os digo que me ha brindado buenos momentos con multitud de rostros.
Desde aquí he os he visto crecer, enamoraros, pelear, llorar, ser felices, reír y hablar. Y no pude pedir nada más, porque llenasteis mis días de orgullo y entrañables recuerdos.
Y en cada grieta que el banco ha cobrado por el tiempo, he tenido la opción de sentirme arropada por alguna de estas personas. Cuando mi mente flaqueaba, y se preguntaba si era lógico seguir viendo la vida desde un punto tan alejado de la compañía, alguien me sujetaba la mano y me recordaba que este era el aura que inundaba mi presencia en el mundo. Que ese banco era mío, que no lo cambiara por nada.
Así seguí el consejo.
Sigo en el banco que vio hacerme lo que hoy soy y que os ha compartido de la misma manera que yo os comparto a vosotros.
No tengo dudas cuando digo que son pocas las oportunidades que tengo de que se sienten aquí más presencias como las vuestras.
El banco os lo agradecerá siempre.
Y yo, eternamente fiel, a sus ideas.












lunes, 22 de octubre de 2012

Y sin más, dejas de ser tú.

Después de reinventarme, de crearme una y otra vez cada día con un lápiz sin afilar, de verme distinta en las sombras, de descubrirme tan pulida como nunca, después de eso, después, consigo coordinar mi mente y comienzo a entender porqué existo de nuevo en cada despertar. Fuisteis vosotros los que me obligasteis.

Vosotros, pellejos con vida y arrugas, vosotros que complementáis mis ganas de estudiaros y olvidaros. Me fatigasteis el aliento. Me cortasteis las alas cuando más alto estaba volando. Vosotros. Tristes resultados de una historia. Largas tramas de suspense con café y tequilas. Vosotros que me disteis serenidad para luego empuñar la daga que desguazaría mi pecho. Espero que llevéis fervientemente calcado en los ojos, la marca que necesité poneros. Porque no hay daño que se tenga el valor de escribir, ni fracaso digno de escuchar como el que todo este tiempo he sentido a mi espalda. Porque os llevo encima, para bien o para mal.
Cada uno con su cual.

A tí te llevo por esa manera de quererme a tu manera.
Por las ilusiones que plantaste en mi tierra. Las dificultades mezcladas con ganas de solucionar. Por tu sonrisa y tus eternos abrazos. Por ese frío que se me olvidaba cuando te sentía próximo. Por las noches a oscuras y los días a escondidas. Por una risa peculiar. Por unas mejillas sonrojadas. Por tu mirada cuando me alejaba. Por cómo tú te fuiste. Avergonzado de actuar según soplaba ese día el viento. De no esperar respuestas aun sabiendas de que te las daría sin trabas. Te llevo aquí por perderme en tu camino.

A tí te llevo por quererme sin quererlo.
Por toda la intensidad con la que viví dentro. Por la manera de conocernos. Por ese día clave. Por las mañanas en silencio. La curiosidad que mató al gato y me mantuvo a su lado. Por ser una de mis grandes promesas. Por saberte sin pretender que fueras mío. Por saberme sin quererlo en semejante ternura. Por rozarme la vida con hojas de plata, ahuecando todas las salas de mis pulmones para dejarte entrar como viento de primavera. Por no llegar a hacerlo. Quedándote a tres pasos de cogerme la mano. Por compromiso. Por sacos ya llenos. Por lo que pudo y no fue. Por lo que sabrás siempre en tu interior. Lo que sé. Todo lo que nos quedaba por luchar. Te llevo aquí por no haberte ido nunca del todo.


Y vosotros.
Los que aun no habéis cruzado esta frontera.
Os cambio un minuto de mi vida por mil rompecabezas más.























domingo, 21 de octubre de 2012

Si fuera lo último que pensase

http://www.youtube.com/watch?v=VTIN80XGICA&feature=related

Puede que los momentos más bonitos de una vida se midan por los instantes sin importancia.
Como observar el movimiento de una cortina blanca untando de tenues sombras tu cuerpo en la cama.
Como la sobriedad que me transmite el sonido del viento cuando me asomo al mundo.
Como una mirada cautiva entre una multitud de almas.
Como una mano fría rozando mi pierna una tarde de verano.
Como la magdalena vergonzosa y solitaria que nos pide a ti y a mí que la comamos alguna mañana.
Como la cucharada de una sonrisa en un momento sin conversación entre dos bocas.
Como una melodía que te acompañará toda la vida por ser la que un día te abrió el corazón para atreverse a vivir en él.
Como los ojos que se cierran en las noches de diálogos largos compartiendo sábanas.
Como el beso de buenos días de una madre a su hijo. Cargando en la espalda todo su significado.
Como un recuerdo vivo que te cosquillea el cuello, dibujante de minutos dulces.
Como quitarme la ropa sin dejar de clavarme sus ojos en mi rostro. Atentos y sabios del futuro.
Como alimentarme de cenas llenas de cigarros y copas brillantes de granate vino.
Como una calle repleta de aromas llenos de vidas que conocemos.
Como la hora que cada día te aprecia más, hasta llegar a echarte de menos.
Como los diminutos gestos que conoces de su cara, y que desnudan todo su mundo lentamente.
Como recibir una caricia en la espalda sin previo aviso.
Como soñar con algo espléndido y despertar sintiendo que aún está latente.
Como abrazar a un desconocido y saberte como su futura pieza fundamental.
Como la risa de un bebé, pensándolo como atronador, y sintiéndolo precioso.

Como el hueco de un sonido incrustado en el pecho desde hace años, y la ocupación que llega a tener el tono al oírlo de nuevo.

martes, 16 de octubre de 2012

Que nos perdone Dios mañana


http://www.youtube.com/watch?v=Bomv-6CJSfM


Es esta presión la que me va a estallar ahogándome los labios llenos de tensión al acercarte. Es este sabor a locura grabado en la saliva, que compartida con la tuya, es triple y compartida con el aire, cero. Es estas ganas de nada adornadas con noches de extensiones entre nosotros, mientras me sujetas entre las burbujas de una copa para brindar por mí y tus ansias. Es esta forma de llenarme la vida de susurros en la oscuridad de un armario, en la pacífica mañana de tus sábanas, en el hielo que derrite tu mirada. Es esa tregua que me das cuando desapareces a mi espalda, para luego adueñarte de mi estómago cuando reapareces besándome a arañazos mi hombro. Es ésto.
Ésto que a momentos añoro repetir y en otros tantos, anhelo olvidar. Es esta enfermedad recetada a base de calmantes. Ésta tos de necesitarte una y otra no, cada tres segundos. Es la capacidad que requiero para disipar tus dudas enredadas en mi pelo, atentando contra mis principios.

Es esta fuerza que me impulsa a comerme el mundo mientras te meriendo a cucharadas.



sábado, 6 de octubre de 2012

Nada nos puede tocar

Qué inmensos sois.

Los que vivís con sueños en obras, construyéndolos en lugar de imaginarlos.
Los que se ríen de lo que al resto del mundo les hace llorar.
A vosotros. Qué espléndidos.
Los canallas duros, en la época de la revolución. No os conformáis. Vuestras propio vocabulario de la vida. Los ojos que miran caminos a medio crear cuando ya todo está creado.
A vosotros. Que os eleváis como el viento.
La valentía que os describe. Las formas. Las palabras que dan ejemplo. El bendito cielo que veo en esos ojos visionarios.
A vosotros. Qué agallas.
Me rompéis en dos cuando os encuentro. Cuando doy con uno de vosotros. Qué nerviosismo. Sois quienes están invitados a este baile de salón, donde cambiareis toda mi vida. Vosotros los que no coméis del mismo alpiste que el resto. Vosotros. Tierna infancia inteligente. Luchadores de una idea. Amantes de la vida, que cada noche se cuelan por mi ventana para recitarme un día distinto a todos los demás. Vosotros. Que os infiltráis en las vidas que no pretendíais abordar. Vosotros.
Vosotros que me mostrasteis la vida eterna.
Vosotros rostros curtidos.
Vosotros, mi libertad.


martes, 2 de octubre de 2012

Perchè mi manca il fiato

Hace un par de días, quizá un par de semanas, o tal vez unos cuantos años, fui esclava de esa ebullición que a los mortales más mortales de la Tierra, nos endulza el alma. 
Calmada y tierna mirada la que me encontré una noche. Mirada limpia e infinita. Llena de amistades. De un amor. De miedo a perder de nuevo. 


Lo vi en sus ojos. 

Y dos segundos más tarde, el azar quiso que se me grabara en la memoria. Quiso que te retuviera cerca. Escribiéndote novelas. Relatándote fechorías. Compartiendo vida. Pensándote por las mañanas. Extrañándote un rato.

Lo vi en su nariz.

Y tres segundos más tarde, oteando su esqueleto, llegué al lugar desde donde venía. Desde donde se perdía a instantes en mi juego hablado. Comencé a disipar su tenue brillo. 

Lo vi en su boca.

Y cuatro segundos más tarde sólo oía su risa. Su cuerpo apoyado en el tiempo y en la curiosidad. De nuevo un destello, de su mano sobre mi hombro. De mi ebriedad ante ese rincón de inspección. 

Ese día lo vi.

Y a menudo se pasea por delante de mi casa para entonar un "ey, no me olvides". A lo que yo siempre contesto "es más fácil que olvide mi nombre"