jueves, 15 de noviembre de 2012

I'm gonna get every time you spank the night

Vamos allá. Una vez más.





Esta gotita que me está volviendo loca se pasea sinuosamente por los recodos de tu boca. Merodea, ronronea, que sí, que no. Desciendes y desciendes como alma de alcohol incendiada en deseo. Óyeme, loca. Déjalo ya.

  Ese dedo índice que me enciende cuando señala la pierna entrecruzada que finge seguir en mi cuerpo sobre la butaca de un cuero tan cuero como tu piel. Que deje algo de piedad para este viejo bar donde nos engullen las horas, que deje en pie la barra que me juntará con tu Carpe Diem. Ven, gotita, ven.
Milímetro a milímetro me cierra las puertas del cielo mi ángel negro, con la cordura maniatada y desbordantes objetos de palpable tensión, con esa mirada grande y latente cerca de este cuello, huérfano de besos y noches encarnizadas entre tus botones de la camisa y mis tres pliegues.
Con estas ganas y este sin saber estar, recorro de arriba a la derecha, los alcoholes de esta perdición de olores, donde ganan como mejor disfraz del lugar, tu lujuria y mis otros seis pecados capitales. Pero sabes bien, canalla arrogante, que la medalla de oro te saldrá cara. Que hay dos ojos que trabajan a jornada completa, con alquiler incluido y cama doble, acostumbrados a huir de los ganadores de campeonatos, como tú.
Aunque estos ojos, a veces, piden asuntos propios.

Vamos allá, gotita. Una vez más.



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