jueves, 6 de septiembre de 2012

200.000 pesetillas

Hola mamá.
Sé que me estás leyendo a estas horas o por el contrario, no tardarás en hacerlo.
Hola papá.
Ya es la hora de tu copa de anís con dos piedras de hielo, mientras me intentas meter en ese mundo donde todo el mundo hace algo mal alguna vez.
Hola pecadores. Hola angelitos.
Un placer formar parte de vuestras bandas callejeras.
Hola mundo.
Especialmente hoy, has hecho un buen trabajo conmigo. Me has levantado con una sorpresa que ya arrastrabas de ayer y que me repercute muy satisfactoriamente en mi toma de decisiones de mañana. Gracias.

Hola tú.
Tú que no sé qué signo eres. El nombre no importa. Tú que quizá llegues a conocerme sin verme. Tú que tienes esa oportunidad o esa desdicha. Tú que puedes olvidarme, o pensarme cuando te entren ganas de otear una vida ajena a la tuya. O no tan ajena. Tú que compartes algunas de mis palabras. Tú que estás ahí. Sentado o de pie. Leyendo en voz alta o para tus adentros. Tú. Fuente de mis secretos. Ganas que sustentan  mis ganas de escribirte. Tú, próximo consejero al que no le atribuyo figura humana. Tú, que me eres tan imprescindible. Hola tú. Encantada de conocerte a través de mis párrafos.

¿Tú?
Una vida.













¿Yo?
La drogadicta de tus días.















No hay comentarios:

Publicar un comentario